Si alguna
vez tu pecho se detiene,
si tu voz en
tu boca se va sin ser palabra,
si tus manos
se olvidan de volar y se duermen.
Matilde,
amor, deja tus labios entreabiertos
porque ese
último beso debe durar conmigo,
debe quedar
inmóvil para siempre en tu boca
para que así
también me acompañe en mi muerte.
Me moriré
besando tu boca fría,
abrazando el
racimo perdido de tu cuerpo,
y buscando
la luz de tus ojos cerrados.
Y así cuando
la tierra reciba nuestro abrazo
iremos
confundidos en una sola muerte
ERIK NERUDAREN OLERKIA IRAKURTZEN |
a vivir para
siempre la eternidad de un beso.
ALEJANDRO Y UNAI
No hay comentarios:
Publicar un comentario